10 septiembre, 2013 - Noticias y Actualidad
Tipos de manchas en la piel
En ocasiones se han llegado a convertir en ‘complementos’ de la piel y acaban siendo un signo más de identificación para las personas: en la cara, los labios, las manos, las piernas… Los lunares y las pecas son las más comunes junto a aquellas que aparecen con la edad, pero lo cierto es que el origen de las manchas puede ser muy variado, coincidiendo casi todos en un defecto de melanina.
A pesar de que podamos pensar que es algo ‘coqueto’ y el librarse de ellas una de las claves de belleza, las manchas deben ser controladas en todo momento por los especialistas para conocer su naturaleza y, así, poder diagnosticar si es benigna o si necesita un control médico específico.
Los parámetros que suelen tenerse en cuenta para su estudio son:
– Asimetría: prestando mayor atención a las lesiones amorfas.
– Bordes irregulares: cuando la separación de la piel es quebrada o está poco definida.
– Heterocromía: desconfiaremos de las lesiones que tienen varios colores y más aún si estos son oscuros.
– Diámetro: si es mayor de 6 milímetros hay que acudir al médico para que la analicen.
Algunos tipos más comunes de lesiones pigmentarias:
– Léntigo o comúnmente conocidas como manchas seniles, apareciendo en las personas de cierta edad y, en mayor medida, en aquellas que han abusado de una excesiva exposición solar. Son lisas, delimitadas y no presentan rugosidades en la dermis.
– Vitíligo: consiste en la falta total de pigmentación en ciertas zonas del cuerpo (es muy común en las manos). Son manchas ‘al revés’, es decir:blancas, tipo ‘mapa mundi’, están muy bien definidas y suelen acentuarse durante el verano.
– Cloasma: al contrario que el vitíligo, es una hiperpigmentación dada por cambios hormonales (embarazo, menopausia, etc.). Son marrones y con el sol, al igual que le ocurre a las pecas, su tonalidad se ve mitigada.
A pesar de que las manchas no siempre dependen de agentes externos, sino que pueden venir dadas por el paso del tiempo o simplemente por genética, lo cierto es que existen ciertos hábitos que pueden ser corregibles para evitar la proliferación de este tipo de lesiones, como el tabaco o el abuso de la ingesta de algunos fármacos.