11 junio, 2020 - Rejuvenecimiento, Retoques
Los mejores tratamientos para el cuello
¡Hola a todos! A veces se nos olvidan los cuidados estéticos en partes de nuestro cuerpo tan importantes como cuello, escote y manos y nos centramos sólo en la cara. Y son zonas que delatan más que otras el paso del tiempo. El cuello tiene unas características diferentes a la cara. Es una piel más fina que no tiene tantos soportes a nivel óseo, graso y muscular y está sometido a la fuerza de la gravedad y al descolgamiento facial que cae sobre él, por lo que los signos de envejecimiento son muy visibles. Por otro lado, está expuesto a la luz solar y aparecen lentigos solares y seniles con el paso de los años que dan pérdida de luminosidad en la piel y también empeora su textura. No es tan difícil controlar los signos estéticos del envejecimiento si empezamos de forma temprana.
La delicada piel del cuello
Al ser una piel con menos tono y estructura, es más fina en la que la matriz dérmica es más frágil, menos densa y tiende más a la flacidez: pierde firmeza y elasticidad.
Por otro lado, al tener menos glándulas sebáceas, hay menos lípidos por lo que tiende más a la deshidratación.
Y al estar también expuesto a la radiación solar prácticamente todo el año, tiende al fotoenvejecimiento que se traduce en manchas, arruguitas finas y pérdida de luminosidad.
Cuando la piel ‘se descuelga’
Cuando notamos que la piel del cuello empieza a caer, se debe a la propia anatomía del cuello que es muy diferente a la facial y al peso que este soporta. En la cara tenemos más estructuras que nos dan más soporte como son grasa, músculos, huesos y piel. Pero en cuello todas son diferentes: tenemos un volumen de grasa que no tiene capacidad de dar ese soporte y la estructura ósea no cubre todo el cuello. Si a todo esto le sumamos que el cuello está soportando el rostro y su piel es más fina, es lógico que se produzca, con el paso de los años, un descolgamiento.
Prevención con cosmética
Un cuidado cosmético adecuado centrándonos en la hidratación, estímulo de colágeno y protección solar y masajes específicos de cuello desde edades tempranas siempre nos va a ayudar a controlar y prevenir, pero llega un momento en el que esta rutina cosmética no es suficiente y necesita complementarse con tratamientos médico estéticos.
Los tratamientos más efectivos para tratar la flacidez del cuello
Láser Elektra: Láser indicado para el tensado y regeneración de la piel. cutáneo y arruguitas finas. Es un láser fraccionado Q_ Scwitchd 1064 nm. Produce un rejuvenecimiento fraccional no ablativo (respeta las capas de la piel sin realizar herida) que permite realizar un Tratamiento totalmente indoloro y sin periodo de recuperación. Actúa a nivel de la dermis generando microlesiones en micropuntos estimulando la regeneración de colágeno. Se realizan en torno a 4 sesiones separadas 3 semanas.
Ultherapy: Ultrasonidos microfocalizados. Tecnología muy avanzada aprobada por la FDA como Lifting sin cirugía. Actúa a niveles profundos, alcanzando el SMAS que es una banda aponeurótica que rodea al músculo. Genera un estímulo de colágeno que se traduce en un tensado de la piel. El resultado comienza a valorarse a partir de los 2 meses del tratamieto y es completo a los 6 meses. El resultado puede durar 1-2 años dependiendo de cada caso.
Infiltración de Belkyra: Desoxicolato sódico infiltrado localmente en la zona de la papada que degrada la grasa. Es como una solución detergente que emulsiona las grasas localizadas con un efecto similar al que producen las sales biliares en la digestión de las grasas. Incluso genera un poco de fibrosis con retracción cutánea. Se realizan mínimo 2 sesiones separadas en unos 2 meses con las que se logrará recuperar el ángulo cervicomentoniano. Al inyectarse altera las membranas de los adipocitos, provocando una rotura irreversible de las células con la consiguiente lipólisis o “vaciado” de grasa en la región submentoniana / papada. Además de ‘destruir’ la grasa, actuando como una ‘liposucción’ química en la papada, produce una ligera fibrosis, favoreciendo así la producción de colágeno y la consiguiente retracción y sostén de la piel de la zona. Un efecto indispensable tras la pérdida de volumen por el ‘vaciado’ de grasa, para evitar que la piel quede descolgada y se produzca el conocido como “cuello de pavo”.
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